jueves, 5 de febrero de 2009

Cementerio de Mulchén

Espéranos,
después de la cuesta,
allá en lo alto
donde se ve el río.
Moraremos en el jardín de hierbas altas,
tierra adentro, cara a cara.
Espéranos,
¿quién dijo que la muerte es triste
si seremos nosotros los dueños de casa?
Un par de años, quince....
para traspasar sus puertas vestidos de gala.
Los viejos amigos aún se reúnen,
el viento del norte escucha sus charlas,
allá arriba, en lo alto
¿de qué viejas culpas hablarán al que pasa?
La madre que espera a un viejo hijo
acuna en silencio la nueva mortaja;
Sobre las lápidas blancas
en el huerto marchito,
la soledad de las ánimas
trepana mi calma.
Espéranos,
tú que te fuiste,
que no esperaste a que yo llegara,
no olvides dejar un lugar en tu mesa
para esperar a los que se atrasan.

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