sábado, 1 de agosto de 2009

Como en lidia de toros

Amabamos ese cansancio
de ángeles vencidos
después de la lidia
de toros bravos..
Amabamos la sangre
conquistada en la arena
y la plenitud de vientre
cimbrando la espada...
Y así me heriste...
un domingo de sol tibio.
Pudo ser mentira
la desnudez de tu traje de luces
izando banderas afiebradas...
o la estocada mortal
arrodillando mi orgullo.
Y se me quedó el aplauso
entre las costillas,
vitoreando lágrimas.

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